sábado, 11 de octubre de 2008

puro Presente

“Sí el presente, el presente y nada más” rezaba aquella canción que perteneció a la banda sonora de la película Tango Feroz. El presente es lo único que importa. El pasado y el futuro deben dejarse de lado para disfrutar “el momento”. Esto es, salvando distancias, lo que generan los medios de comunicación masiva: un permanente culto al presente.
Jesús Martín Barbero llamó la atención sobre este fenómeno en su artículo “Globalización comunicacional y descentramiento cultural”. Los medios, particularmente la televisión, son para este autor grandes productores de “presente” que generan severas alteraciones en el tiempo de lo nacional. Son generadores de “presente”, relegando las huellas del pasado y los proyectos del futuro. Entronizan ese tiempo actual e instantáneo en la escena discursiva para generar un continuo presente que les permite mantener su hegemonía.
Según Barbero, la percepción del tiempo de lo nacional (y podemos agregar de los pueblos y de las sociedades humanas) se ve perturbada “por las radicales experiencias de fragmentación que introducen la simultaneidad de lo actual y la instantánea”.
En una oración potente, Barbero resume la problemática: “Habitamos una contemporaneidad que confunde los tiempos y los aplasta sobre la simultaneidad de lo actual, sobre el culto al presente que alimentan en su conjunto los medios y en especial la televisión”. En 6 palabras dice mucho: “confunde los tiempos y los aplasta”. Aplasta las experiencias del pasado compartidas, la memoria de un pueblo; pero también los proyectos del futuro, las aspiraciones de un pueblo. Sin experiencias pasadas compartidas ni proyectos del futuro, un pueblo es incapaz de liberarse. La mejor forma de sujetarlo es seguir construyendo este presente ad infinitum.
Los medios fabrican presente. De eso viven y con eso facturan. Pero es un presente siniestro. “Un presente concebido bajo la forma de golpes sucesivos sin relación histórica entre ellos. Un presente autista, que cree poder bastarse a sí mismo”.
Los temas de agenda se alternan en este presente continuo, en esta contemporaneidad de los tiempos: accidentes de tránsito, campo-gobierno, ruta de la efedrina, etcétera. Siempre se miran desde lo instantáneo, del “vivo”, del “aquí y ahora”. Y elimina las formas del pasado y del futuro.
En cuanto al pasado, Barbero dice: “La contemporaneidad de los tiempos remite al debilitamiento del pasado que entraña un reencuentro descontextualizado, deshistorizado, reducido a cita (…) imitación de una mueca, discurso que habla en una lengua muerta (…) la rapiña aleatoria de todos los estilos del pasado en la progresiva primacía de lo neo, en la colonización del presente por las modas de las nostalgias”.
En cuanto al futuro, agrega: “hay proyecciones pero no proyectos. El futuro se restringe a un “más allá”: el mesianismo es la otra cara del ensimismamiento”. Los medios como dispositivos de la hegemonía buscan eso, es decir, construir presente, eliminar pasado y futuro, para que los sectores subalternos no puedan, o tengas muchas dificultades, para responder a su memoria colectiva o para elaborar proyectos futuros alternativos.
Para Barbero, el elemento paradigmático de este fenómeno lo constituye el videoclip musical o publicitario. Es el ícono de este fenómeno que tiende a destruir el tiempo extensivo de la historia en pos de posicionar un tiempo intensivo de la instantánea. La sintaxis del videoclip es la de la discontinuidad y su estructura narrativa se compone de “micro-relatos visualmente fragmentados al infinito”. “De una punta a la otra del espectro televisivo la cultura de la fragmentación impone la disolución de los géneros y la exaltación expresiva de lo efímero”.
En este presente fabricado nos levantamos cada mañana, vivimos, trabajamos, estudiamos, pensamos, opinamos, nos relacionamos. Un presente autista, creado por “otros”. De nosotros depende salir de ese autismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo, JM.

Me parece que Barbero le tomó el pulso a la contemporaneidad. Cuando habla de "la colonización del presente por las modas de las nostalgias” pienso en las vueltas de Soda, de los Cadillacs, la juntada de los ex-Sumo... Está bárbaro que se junten, pero lo que los une en realidad es la Industria Cultural.
Por otro lado, y en referencia con al "culto al presente", el barba amigo de Landi decía la otra vez que el menemismo fue un "populismo transgeneracional". Es decir, no redistribuía la riqueza entre clases (como EL populismo), la redistribuía entre generaciones. Consumamos hoy, disfrutemos de la vida hoy, que el mañana es de nuestros nietos, no nos pertenece a nosotros.
Discursos que colonizan la realidad. Autistas construyendo un mundo autista.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Aclaro algo antes de que me tiren con cascotes: el menemismo sí distribuía la riqueza. De abajo para arriba. Pero lo que quería decir es...bueno, se entendió, ¿no? :P